miércoles, 17 de diciembre de 2008

Chido Güey

Es curioso, pero México está mucho más cerca de España que de Argentina, país en donde diga lo que diga hay poca tradición de mirar a nuestros vecinos de continente. Me explico: hasta vivir en Madrid no había tenido amigos mexicanos, sencillamente porque nunca me había topado con uno en el trabajo, univerdad o demás lugares que uno suele frecuentar en la temprana juventud.
En Buenos Aires, hay pocos restaurantes mexicanos y la mayoría son bastante malos.
La gente va a México para veranear en lujosos hoteles en Cancún o Playa del Carmen, por lo que terminan teniendo una realidad distorcionada de su cultura, comen nachos con gusto a hamburguesa y vuelven con souvenirs ridículos que compran en el mismo hotel.
La música es un capítulo aparte, creo que sólo Julieta Venegas y Café Tacuba han logrado atravesar la muralla que separa a ambos países en cuanto a esta materia se refiere.
Hace un par de semanas fui con varios amigos a ver un espectáculo de Lucha Libre Mexiana. En argentina teníamos algo parecido que se llamaba Titanes en el Ring. He visto como varios de mis amigos perdían los papepes en esa atmósfera circense, entre cervezas y margaritas.
El público, incrédulo al principio se fue entregando a su labor a alentar a los personajes que se sucedían a lo largo de la noche: Lobito, Octagoncito, El hijo de El Santo, Casandra (mitad hombre mitad mujer).
Estas son algunas fotos de tal sorprendente velada:









































martes, 16 de diciembre de 2008

Diciembre Salvaje

Diciembre en Madrid es salvaje: conciertos por todos lados, cenas sin sentido y falsas despedidas de año. La gente va de un lado a otro como loca en una absurda carrera navideña que no lleva a ningún lado, salvo a las tiendas y grandes almacenes y oh descubrimiento: los domingos la Gran Via se colapsa porque todo el mundo saca el coche para ver las luces navideñas. Yo que siempre viví estas fechas inundada de una humedad inaguantable, sudando como un pollo y viendo películas donde la gente comía pavo, puedo decir que por fin entiendo la navidad, los turrones y pan dulces, los papa noeles y trineos. Dicho esto, la semana pasada me ha encantado el concierto de Mika Miko por lo corto y efectivo que resultó y porque vendían unas camisetas muy bonitas de las cuales me compré una. Esto es lo que pude rescatar con mi cámara: