lunes, 27 de octubre de 2008

Tita, Rodesia, Topolin, Jack, Bananita Dolca y otros dulces recuerdos de la infancia

Mi padre acaba de llegar de Buenos Aires con una caja de Rodesias (cortesía de mi hermana Mechi), una suave oblea cubierta con chocolate; muy popular en los recreos infantiles.
En España no hay quioscos (bueno hay dos carísimos en Gran Vía pero no cuentan), esos pequeñísimos locales donde se venden todo tipo de golosinas y cigarrillos.
El gremio de los quioskeros puso de moda la famosa y cursi “Semana de la dulzura” que consistía en intercambiar “una golosina por un beso”. Esta empalagosa idea fue la salvación de más de uno que no se animaba a acercarse a su enamorada de la clase.

Hay que rescatar la creatividad del sector. Mucho antes de que existiera el Kinder, teníamos el chocolate Jack que incluía una sorpresa: autitos, superhéroes, animalitos hasta llegar al día de hoy con muñecos de Los Simpson.

Y Topolin, un chupetín bastante asqueroso con un regalo en la bolsita.

Aquí van algunas de las golosinas de mi infancia:

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domingo, 19 de octubre de 2008

Locos o cómo entré una vez en un neuropsiquiátrico




A los 18 años, cuando era una joven estudiante de periodismo trabajaba para algunas revistas para tener mi propio dinero y no depender de mis padres. Creo que era una joven entusiasta y recuerdo haberme metido en lugares que hoy me resultan inverosímiles.

Estas son algunas de las notas que tomé en el Hospital Neuropsiquiátrico Borda, una mole de cemento gigante que aloja a enfermos psiquiatricos y delincuentes ininputables.
Allí residen 1000 personas con el presupuesto de 500. Muchos han sido dados de alta pero no tienen dónde caerse muertos y prefieren quedarse.
Todos los sábados, en el centro de esta prisión funciona la Radio Colifata.
La idea surgió del ingenio de un joven estudiante de psicología, Alfredo Olivera, hoy director de la emisora.
La radio comenzó sin otro equipo que un grabador registrando las opiniones de los internos. Fue así como espontáneamente la gente comenzó a llamar, a hacer preguntas que los mismos internos contestaban.
Se había abierto una brecha entre los que estaban de uno y otro lado del muro.


“Yo sufro espantosamente y parece como si la propia ley natural violentara mi naturaleza”.Escuche las razones de la locura, dice Garcés, el filósofo de “La Colifata”. Locoleón, el apodo que el mismo se puso, afirma que no lo ofende en absoluto que lo llamen esquizofrénico, paranoico, psicótico o colifato. Mientras habla tiene en las manos unas hojas con aforismos de su autoría donde se puede leer que “las razones del genio son superiores a las razones del sentido común, incluso cuando el genio también es un loco”.”Para mi la radio no es una fuente de ingresos –aclara-. Lo que me deja este trabajo es ser conocido, porque soy un muerto en vida al estar internado”. Dice que ha leído libros de Roland Reid, uno de Lacan “que no me impactó para nada”, Freud, César Castillo, Jung, Adler y otros que no recuerda. Luego se aleja con su bolso cargado de anotaciones de los últimos tiempos para sumarse al grupo que como todos los sábados se reúne en el Hospital Borda para hacer una “radio de locos”.
Antes de comenzar el programa pautan qué irá en vivo y qué podrán escuchar los que se encuentran en el hospital o en las manzanas linderas.
Es sábado a la tarde y el lugar parece haber cobrado una vitalidad inusitada. Los internos disfrutan de día soleado recibiendo visitas y participando de los talleres recreativos organizados por Cooperanza. La radio está situada en el patio de hospital bajo el único árbol, un punto estratégico para que todos puedan intervenir. Carmen, una ex paciente, lee los titulares del día. A continuación cada uno de los participantes de La Colifata comentara la principal noticia de la semana.
“Para mí el tema de la semana es la comida, que viene horrible” se queja uno de los pacientes, a lo que otro agrega “la comida se tira porque no se come” y comienza el debate. “Alguien tiene un cigarrillo?, interrumpe Ricky Bolero encargado de presentar una canción de un cumbiantero “¿Te gustó?”, me pregunta.
Hay un momento particularmente emotivo cuando Carlos Alberto, entre sollozos, pide a Maria Florencia – su hija que siempre lo escucha por la radio- recordarle a su hermano Martin que lo vaya a visitar. “¡Nada más quiero ver a mi hijo!” grita desconsolado y se va. “Vení”, le pide Olivera. “¿Alguien le quiere decir algo? “Sí señor – dice Garcés-. Lo comprendo porque yo estoy en una situación parecida. Pocos me visitan y cuando vivían mis padres ellos venían todos los días. Ahora me siento cada vez más sólo, sobre todo porque ahora estoy solo habiendo estado antes acompañado”.

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“La mía –cuenta otro de los pacientes- fue una experiencia de comunicación con el exterior del cual estaba separado a través de este muro. Un día mis familiares me escuchan y se enteran que estoy internado. Fue una noticia dulce volver a verlos y una amarga enterarme que había perdido a mi madre hacía cinco meses. ”.
Trinity “ex cliente – aclara – porque sin nosotros no existirían los hospitales ni los médicos. La radio consiguió lo que no pudo ningún medicamento: me levantó el espíritu, me hizo sentir útil y me dio un reconocimiento que yo no esperaba entre mis amigos y familiares.
El día se acaba. En la radio suena “Balada para un loco”, todos cantan, hablan de futbol y fuman.
Los psicólogos recogen los equipos. Nadie me pregunta nada, soy una estudiante de periodismo tomando notas en una prisión de locos.
Cruzo el patio y comienzo a caminar por un pasillo como los de las películas de miedo. No hay enfermeros ni médicos.
¿Como te llamas? Indaga de pronto un hombre de unos sesenta años. Aquí adentro es difícil distinguir quien está loco y quien no.
Natalia, le digo ¿y vos?. Pero no me escucha y se va cantando “Natalia, en esta tarde gris, qué ganas de llorar, en esta tarde gris”

jueves, 9 de octubre de 2008



El otro día viendo el nuevo video del Guincho me acordé de una gran estrella argentina caída en el olvido y la desgracia: Pablito Ruiz..

Tiene una canción que siempre me alucinó: Hawaii, donde Pablito hace el playback con unas imágenes de fondo de olas hawaianas y tiki girls.



Pero ¿quien es Pablito Ruiz, ese niño de voz suave y mirada angelical?
A mediados de los ochenta, en pleno boom del pop para niños y adolescentes (Menudo o Parchís) surge del programa de televisión Festilindo este maravilloso muchachito cuya voz de farinello y maneras gayers desata la locura en la población femenina.

Un par de años después, su hit “Oh mamá” arrasa en las radios y televisiones locales. La canción decía “Oh mamá ella me ha besado, oh mamá estoy enamorado”. El video es muy trash y hasta aparece una vaca cantando.La fama de Pablito en Argentina fue bestial, especialmente entre las jóvenes pre adolescentes, que lo seguían a todas partes como si se tratara del mismísimo Elvis.Era el héroe nacional, nuestra respuesta a los luismigueles y rickismartin del mundo latino.

A principios de los 90, el cantante que rondaba los dieciséis años emigra a México con el fin de conquistar el mercado latino.

Las cosas fueron bien un par de años hasta que Pablito sufre un brusco cambio en sus cuerdas vocales y su carrera cae en el olvido.

Entrados ya en la década del 2000, cuando Ruiz tiene casi 30 años una noticia sacude los medios: Pablito Ruiz es travesti.




En seguida el artista desmiente la noticia pero esto sirve para relanzar su carrera. Creo que ahora participa de un programa de tv en argentina.
Os dejo con algunas glorias de Pablito que tiene un club de fans que se llama Pablito y sus Pabliamigos.
Y a los avispados le aviso que estoy preparando un cover de Océano para mi myspace.
Desde aquí hago un llamado al Guincho para que utilice su canción de Hawaii de sampler de su próximo disco.

http://es.youtube.com/watch?v=dyoTA0Vtaf8&feature=related

http://es.youtube.com/watch?v=LF2QtFwEalk&feature=related




martes, 7 de octubre de 2008



Para entender la crisis hay que empezar por asumir que vivimos en un mundo totalmente desquiciado.
Se supone que quienes manejan el mercado y la bolsa son personas sumamente capacitadas con idiomas y con masters en finanzas y economía.
No se andan con cosas chiquitas, tienen en sus manos millonadas y el destino incluso de naciones enteras.

Para entender la crisis hay que asumir que lo mercados no se rigen por leyes matemáticas sino por sentimientos.
Me explico: un día uno de estos hombres super poderosos ricos y millonarios luego de una fiesta con drogas y azafatas disfrazadas de nazis; un día, uno de esos respetables hombres de familia se levanta, con el clásico bajón paranoico y se le ocurre pensar que no tiene nada.
Su crisis vital de pronto se convierte en una crisis financiera.

Hago un paréntesis y cito al humorista británico George Parr, en el programa de tv The Last Laugh:

“Imagina a un negro desempleado en camiseta sin mangas sentado en un pórtico derruido en Alabama. Un hombre se le acerca y le dice:
¿Quieres comprar eso antes de que se caiga? Te dejaría el dinero.
Este hombre es un vendedor de hipotecas, su sueldo depende de cuantas venda en el mes.
Esa deuda es cogida por un banco y empaquetada con otras similares sin entrar en detalle de lo que hay dentro del paquete. Eso se lleva a Wall Street y pasa algo extraordinario.
De alguna forma ese paquete de deudas arriesgadas deja de serlo y se convierte en un “Vehículo de Inversiones Estructurado”
Entonces alguien va y lo compra. Y esa persona llama a Tokio y dice: tengo un paquete, ¿lo quieres comprar? Cuanto quieres? Cien millones de dólares. Y el de Tokio dice: vale (…)
Esa es la magia del mercado, lo que empezó con unos miles de dólares del un negro desempleado se convierte en un Fondo Mejorado de Inversiones de Alta Gama Estructurado”.

Dice George Parr que lo importante de estos fondos son las palabras que utilizan: Alto, Mejorado, Estructurado. También dice que quizás la historia fuera otra si se llamara Fondo del Negro Desempleado.
En fin, lo que resulta raro es que a nadie se le ocurriera preguntar cuánto valían en verdad esas casas con cifras millonarias.

Pero ahora volvemos a nuestro amigo banquero y su bajón. Este hombre se levanta y de repente se replantea su vida. Llega fin de año, tiene muchas casas y empleados que pagar. Tal vez tenga amantes y nietos. Tiene mucho dinero. Pero se pregunta ¿cuánto vale en realidad todo estos paquetes bursátiles que tengo? Nada.
Llama a sus empleados y pide que vendan todo. Sus amigos banqueros lo imitan. Hay pánico en los mercados. Las bolsas del mundo se derrumban.

¿Y como se evita la crisis?
Con fondos públicos. El gobierno le devuelve a nuestro banquero todo el dinero que ha perdido especulando.
La rueda se pone en marcha otra vez, y mejor que nadie pregunte qué ha pasado.

Y porqué los ciudadanos del mundo unidos prefieren que el dinero público sea destinado a esta causa y no a otras más nobles como la alfabetización o la nutrición de los niños del mundo?
Porque los primeros afectados serían sus fondos de pensiones.

Y otra vez se pone a girar la rueda. ¿Quién da más?


Bueno, yo soy medio tonta. Lo he entendido todo gracias a este video. Os lo recomiendo: