martes, 7 de octubre de 2008



Para entender la crisis hay que empezar por asumir que vivimos en un mundo totalmente desquiciado.
Se supone que quienes manejan el mercado y la bolsa son personas sumamente capacitadas con idiomas y con masters en finanzas y economía.
No se andan con cosas chiquitas, tienen en sus manos millonadas y el destino incluso de naciones enteras.

Para entender la crisis hay que asumir que lo mercados no se rigen por leyes matemáticas sino por sentimientos.
Me explico: un día uno de estos hombres super poderosos ricos y millonarios luego de una fiesta con drogas y azafatas disfrazadas de nazis; un día, uno de esos respetables hombres de familia se levanta, con el clásico bajón paranoico y se le ocurre pensar que no tiene nada.
Su crisis vital de pronto se convierte en una crisis financiera.

Hago un paréntesis y cito al humorista británico George Parr, en el programa de tv The Last Laugh:

“Imagina a un negro desempleado en camiseta sin mangas sentado en un pórtico derruido en Alabama. Un hombre se le acerca y le dice:
¿Quieres comprar eso antes de que se caiga? Te dejaría el dinero.
Este hombre es un vendedor de hipotecas, su sueldo depende de cuantas venda en el mes.
Esa deuda es cogida por un banco y empaquetada con otras similares sin entrar en detalle de lo que hay dentro del paquete. Eso se lleva a Wall Street y pasa algo extraordinario.
De alguna forma ese paquete de deudas arriesgadas deja de serlo y se convierte en un “Vehículo de Inversiones Estructurado”
Entonces alguien va y lo compra. Y esa persona llama a Tokio y dice: tengo un paquete, ¿lo quieres comprar? Cuanto quieres? Cien millones de dólares. Y el de Tokio dice: vale (…)
Esa es la magia del mercado, lo que empezó con unos miles de dólares del un negro desempleado se convierte en un Fondo Mejorado de Inversiones de Alta Gama Estructurado”.

Dice George Parr que lo importante de estos fondos son las palabras que utilizan: Alto, Mejorado, Estructurado. También dice que quizás la historia fuera otra si se llamara Fondo del Negro Desempleado.
En fin, lo que resulta raro es que a nadie se le ocurriera preguntar cuánto valían en verdad esas casas con cifras millonarias.

Pero ahora volvemos a nuestro amigo banquero y su bajón. Este hombre se levanta y de repente se replantea su vida. Llega fin de año, tiene muchas casas y empleados que pagar. Tal vez tenga amantes y nietos. Tiene mucho dinero. Pero se pregunta ¿cuánto vale en realidad todo estos paquetes bursátiles que tengo? Nada.
Llama a sus empleados y pide que vendan todo. Sus amigos banqueros lo imitan. Hay pánico en los mercados. Las bolsas del mundo se derrumban.

¿Y como se evita la crisis?
Con fondos públicos. El gobierno le devuelve a nuestro banquero todo el dinero que ha perdido especulando.
La rueda se pone en marcha otra vez, y mejor que nadie pregunte qué ha pasado.

Y porqué los ciudadanos del mundo unidos prefieren que el dinero público sea destinado a esta causa y no a otras más nobles como la alfabetización o la nutrición de los niños del mundo?
Porque los primeros afectados serían sus fondos de pensiones.

Y otra vez se pone a girar la rueda. ¿Quién da más?


Bueno, yo soy medio tonta. Lo he entendido todo gracias a este video. Os lo recomiendo:

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